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Fabulosas Jornadas Ábrete Libro

Ha sido un fin de semana estupendo, para el recuerdo. Las I Jornadas Literarias Ábrete Libro me han dado la oportunidad de conocer a un grupo de gente maravillosa, apasionada por el mágico mundo de la literatura, y con la que me he comprometido a conversar mucho más a través de un impagable foro al que animo a todo el mundo a entrar: ¡¡Ábrete, libro!!

Es un punto de encuentro y reunión de lectores para hablar de eso, de libros, con el aliciente de que, cuando menos te lo esperas, puede dejarse caer el autor de la obra en cuestión para comentarte curiosidades o responder preguntas sobre su creación.

Durante estas jornadas, celebradas en la Casa Encendida, se han desarrollado diversas mesas redondas obre temas como la literatura de misterio, histórica o juvenil/infantil (en la que participó un sevidor), además de una especialmente atractiva sobre el mundo editorial, donde participaron desde una autora novel y un agente literario a una editora y un librero.

La organización ha sido impecable, con todo bien pensado, sin faltar cartelitos para reconocer a cada forero ni momentos de diversión como los juegos para la entrega de los regalos.

El punto negativo a mi fin de semana, por poner alguno, fue que, a los libros que me regalaron, tuve que sumar los que compré en un par de librerías. Unos diez o doce en total. Con lo que la maleta de vuelta pesaba lo suyo. ¡Pero todo sea por los libros!

Insisto en que ha sido una gran experiencia. Y tal y como prometí, intentaré ser mucho más asiduo en la participación en ese foro adictivo.

¿Y tú?

Entrevista en Diario Druida

Acaba de llegarme el aviso del buen amigo Paco Illán anunciándome que publicaba en su blog, Diario Druida, una entrevista con un servidor hablando de los libros de Rat Pack y Elvis. Eternamente agradecido por todo el apoyo que me brindas. Podéis leer la entrevista aquí.

En unas horas saldré para Madrid, para participar en las Jornadas de Ábrete Libro. Aprovecharé esos días en la capital del Reino para ver a algunos buenos amigos y conocer a otros. Además, me temo que no podré resistirme hacer una visita a la librería Estudio en Escarlata, para comprar unos pastiches holmesianos y unos cuantos títulos de novela negra mexicana.

Hasta mi vuelta

Bruce en directo (¡Amén, hermano!)

Sí, ya, de acuerdo. Que estamos cansados de tanto Sprinsgteen. Que si el 'Boss' en Madrid, que si el 'Boss' en Barcelona... Oye, pero no es culpa del pobre rockero, ¿no? Vamos, que nadie le pone una pistola en el pecho a los de TVE para que lo saquen en cada informativo. Al que habría que ponérsela es al petardo que saca veinte veces a Bruce o a los Stones e ignora a cuarenta tíos igual de buenos pero menos populares que andan también de gira por ahí. Pero bueno, ya sabemos que ésa es otra película... y de terror.

Pesado o no en sus apariciones mediáticas, lo cierto es que los conciertos de esta nueva gira de Sprinsgteen y sus chicos de la E-Street Band han sido fabulosos. Tres horas del más puro rock'n'roll. Tres horas sin tregua, sin descanso, con una formación de auténticos profesionales para los que la expresión "sudar la camiseta" se queda corta. ¿Que exagero? Preguntádselo a cualquiera que haya asistido a uno de los conciertos. La entrega de Bruce y los suyos ha sido total. Han llegado a meterse literalmente entre el público como ya no hace ninguno de los grandes. Ver al Boss dejarse caer, y asistir a su paulatina ascensión de manos de sus fieles, cual Cristo surgido de las aguas, no tiene precio.

Más de 70.000 personas había en Madrid, en el Bernabeu, el pasado jueves para ver, oír y sentir a Bruce. Yo fui uno de los afortunados junto a mis camaradas Carlos y Natalio: el trío calavera. Disfrutamos como críos desde la primera a la última canción. Coreamos la mayoría y tarareamos algunas rarezas que se nos escapaban. 70.000 damas y caballeros brincando y gritando y ni un mal rollo. Y es que, nobleza obliga. El universo musical de Bruce Springsteen alcanza a cuanto se entregan a disfrutar de él, y eso afecta. Decían los entendidos que el sonido era malo. Es verdad. Lo fue en todos los conciertos, y lo seguirá siendo durante toda la gira. 200.000 vatios para desbordar de rock un estadio no es moco de pavo. Mucha tela para andar con finuras. Los graves a tomar por saco y los agudos no había Dios que los pillara; sí, es verdad; ¿y qué passsa? ¿A quién le importa? Desde luego, yo no vi a nadie que dejara de dar saltos por eso, ni de gritar aquello de "vagabundos como nosotros hemos nacido para correr". A los guays finolis les contaré una historia:

Un chico que trabajaba en Hollywood en los años cuarenta le preguntó una vez a John Ford (un señor con un parche en un ojo, arisco y el mejor director de la historia del cine) por qué no dejaba que sus actores hablaran más en sus películas. Ford le dio un cuaderno y le dijo que apuntara cuántas veces hablaba John Wayne en La Diligencia. El chico empezó a apuntar: una, dos, tres... Cuando la proyección acabó, Ford entró en la sala y preguntó: "¿Qué, cuántas veces habla?" Y el chico tuvo que reconocer que acabó metiéndose tanto en la historia que se olvidó de seguir contando. Ford sonrió y dijo: "Así es como ruedo mis películas". Moraleja: si la cosa engancha...

Y para los que sigan empecinados, ahí va otra anécdota mucho más al hilo (es que la de Ford la he contado porque me encanta). Durante los espectáculos del Rat pack en Las Vegas, con Sinatra, Dino y Sammy haciendo el gamberrete en escena, canturreando, bebiendo y bromeando, siempre había alguien del público que acababa gritándole a Sinatra: "¡Frank, cántanos una canción!" Entontes el Viejo Ojos Azules se volvía hacia la voz y respondía: "Amigo, si quieres oírme cantar, cómprate un disco".

Pues eso, el que quiera escuchar a Bruce Sprinsgteen, que se compre uno de sus discos. El que quiera vivir la experiencia del rock'n'roll en comunidad con otras 70.000 almas, de la mano del reverendo Bruce y sus beatos de la E-Street Band... Ya sabe lo que hay que hacer.

PD: Y para rematar la faena, si tienes la suerte, como yo, de contar con la amistad de un fuera de serie como Carlitos, pues una cena opípara para reponer fuerzas en uno de esos rincones escondidos a los que sólo unos pocos afortunados saben acceder... ¿Qué más se puede pedir?

Semana y media de silencio (De viaje con el Obi Wan Cuñao)

Ya, ya sé que no puede tener uno desatendido el blog durante tanto tiempo. Pero es que esto del verano nunca me ha sentado bien. ¿Cómo puede gustarle a nadie eso de pasar calor, de no poder salir a la calle hasta las tantas porque todo anda cerrado o porque puedes derretirte al sol? Con lo bien que se está cuando hace fresquito, que se piensa mejor, se pasea mejor, hasta se ama mejor? Pero en fin, ya lo dijo Harry "el Sucio" Callahan: "Teniente, las opiniones son como los culos. Cada uno tiene el suyo". Muy fino, el mushasho.

Bueno, pues a lo que íbamos, que con el verano llegan también las vacaciones de los compañeros, lo que supone más trabajo para los que nos quedamos en la fortaleza. Y luego, en casa, ¡se está tan fresquito en el salón con aire acondicionado echado en el sillón leyendo...! ¡Que vaya otro al ordenador a escribir en el blog! (que dije yo una de estas tardes). Pero en fin, aquí estamos, poniendo esto un poco al día.

Porque eso sí, a pesar del verano, el calor, y la madre que los parió, uno ha estado haciendo un poco de todo esta semana y media. Resumiendo: ando leyendo un par de libros de los que en breve espero dar buena cuenta por aquí; a la espera de ponerme a corregir la novela -supongo que la semana que viene empezaré; no puedo aguantar más-, ya estoy tomando algunas notas para el próximo proyecto; en realidad, para los tres siguientes, pero digamos que uno de ellos más en serio.

Además, el fin de semana estuve de viaje musical. Me fui con mi cuñao a Lisboa, a ver a Bob Dylan y Neil Young. Todo un fenómeno, mi cuñao, digo. Los dos rockeros también, pero el Obi Wan Cuñao es un tío cojonudo, competente y divertido; un cachondo, vamos. Tenemos nuestras asperezas musicales, como el hecho de que yo sea pro-cantautor y él más bien contrario, pero en fin, gustándonos a los dos los Beatles, todo está arreglado. Echamos unos buenos días en el festival Optimus Live!, y subiendo y bajando las cuestas de Lisboa, que ya les valía haberle dado con la palita al terreno, como los nenes en la playa, para alisar un poquito la cosa... ¡Madre de Dios, qué dolor de piernas de tobillos y de... en fin, de todo! Pero salimos airosos, más o menos. La experiencia fue tan bien que el Obi Wan Cuñao y yo nos estamos planteando una escapada a Liverpool, ya veremos. Por el momento, a ver si lo engancho para unas clases de guitarra. ¿Recordáis eso de que Keith Richards se subió a un cocotero? Fue de puro acojone, al escuchar cómo tocaba la eléctrica el Obi Wan Cuñao.

Y aquí estamos, jueves 17, apurando la mañana para coger el AVE a Madrid para ver al Boss... El amigo Springsteen y sus colegas de la E Street band están ofreciendo una gira intensa y apasionante, con conciertos de tres horas como antiguamente. Y nada de presentación de disco nuevo: a tope con toda su obra, rescatando joyas olvidadas y regalándole al público momentos inolvidables. La cosa huele a despedida por los cuatro costados. Recientemente murió un miembro de la banda, y parece que un par de ellos andan algo más que pachuchos, así que se ve que han dicho: "Señores, toda la carne en el asador."

Pues eso, que yo ya estoy hambriento de rock and roll.

Es la casa de Dios... ¡Pasen por caja!

Pido disculpas ante todo por colocar aquí esta foto tan mala. Está tan movida porque la hice sin flash y con bastante rapidez después de que por dos veces me impidieran hacerla en condiciones. Por alguna razón, a los señores que controlan la entrada a la Christ Church Cathedral (o Catedral de la Iglesia de Cristo) no les hacía gracia que tirase un retrato de tan linda estampa: una caja registradora en la misma entrada. No en el acceso desdeel patio, ni en el rellano; ni una discreta mesa con una caja de puros para guardar las monedas; no. Una caja registradora en lo que se supone que es ya suelo santo.

Parece ser que en Dublín, además de estar dividida la población entre dos equipos de fútbol, también lo están por sus dos catedrales. Hay quien apuesta por la Christ Church Cathedral, que empezó a construirse en 1038, y quien prefiere la más señorial St. Patrick’s Cathedral, de 1191. Vaya, lo mismo que ocurre en Sevilla con la Macarena y la Trianera, pero en plan coleccionista de Exin Castillo (para muestra, la imagen de abajo de la Christ Church). Claro que al parecer, en su día, los partidarios de uno y otro templo se zurraban de lo lindo. Menos mal que, por caridad cristiana, hacia el año 1300 llegaron a un pacto de no agresión.

Y es que son muy listos estos irlandeses. Dirían: "Anda ya, ¿para qué darnos de 'guantás', si podemos sacarle una pasta a los güiris -porque allí, ojo, los güiris somos nosotros-, visitando el chiringuito sacro y unas catacumbas con menos encanto que un túnel del metro"?

Pues eso, que la casa de Dios en Dublín está abierta a todo cristiano piadoso previo pago de catorce euracos. Que a unos cuantos turistas despistados diarios, da para comprar muchas piezas nuevas al Exit Castillo.

Conste que esta perorata no va contra los irlandeses, que tienen la mayoría cara de bonachones pelín pirriaqueros, tipo primo de Benny Hill (de las irlandeses, mejor otro día). Digo, que no tengo nada en contra de los irlandeses, pero sí me parece una vergüenza, una desfachatez y un insulto hacia toda la comunidad religiosa -y conste que no me considero miembro-, no ya lo de cobrar la entrada a un templo, sino hacerlo, además, con una cara dura tan fresca. Y eso no pasa solo en Dublin, ni en Irlanda. No hay que irse muy lejos.

Debe ser que con tanto orgullo patrio, a algunos se les pasa por alto de qué va realmente eso de la religión, ya sea un pícaro monaguillo o el Papa de Roma. Y repito que a mí ahce tiempo que la cuestión religiosa (terrenal), plin. Pero claro, lo que me revienta es tanta hipocresía.

A más de uno se le debería aparecer uno que yo me sé y gritarle aquello de: "¡Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado!" Que parece que hay quienes presumen de leer mucho la Biblia y resulta que, como los niños, en realidad no se enteran de un... Bueno, eso.

Fin de semana mágico en Dublín, con Neil Diamond y entre amigos

Ya estoy de vuelta. Ha sido un fin de semana increíble. El viernes embarqué hacia Dublín junto a mi padre y algunos buenos amigos. Una vez allí, nos reunimos con algunos más, y todos juntos, acudimos a ver a Neil Diamond en concierto.

Fue una experiencia fabulosa. Un concierto increíble, memorable, realmente bueno, y escribo esto sin que me ciegue la pasión; palabra. Pero es que, además, vivir ese momento con tan grata reunión de gente, donde la calidad humana sólo es comparable a la calidad musical de nuestro querido Neil, es ya el colmo de los placeres.

Con más tiempo y calma comentaré a fondo el viaje y el concierto, pero por ahora, sirvan de adelanto estas instantáneas (que podéis ampliar pulsando en ellas).










Unos días por los madriles


Otra semana de ausencia. Esto no puede ser... He estado en Madrid presentando los premios de la revista Cambio16, de los que un servidor es un humilde subdirector. Y ya que estaba, aproveché el viaje para ver a algunos buenos amigos, reavivar contactos editoriales y comprar unos cuantos libros y vinilos. Total, que fui para dar unos premios y me vine con un par de bolsas y -esto es lo mejor- una idea más clara de mi próximo proyecto literario. En los próximos días veré si la cosa me cuadra y si me tiro o no a la piscina.

Para quien no me crea ("¿Y quién no te va a creer? -dirá alguno, con razón- Es más, ¿a quién le interesa este rollo?". Pues eso digo yo, pero para eso es un blog, ¿o no?); decía, que para quien no me crea, aquí dejo un vídeo de la gala de marras. El alto, guapo, con cartón reluciente y corbata verde limón, es el que suscribe. Atentos, que como los buenos vinos, sólo estoy en un par de sorbos...


El espectáculo itinerante redentor del hermano Neil


Aunque para hoy tenía previsto otro tema para el post, el estado de euforia que me embarga me impide hacer otra cosa. Acabo de confirmar mi viaje a Dublín el próximo mes de junio en compañía de mi mujer y un grupo de buenos amigos para ver en concierto a Neil Diamond. Era una de mis asignaturas pendientes, y si nada lo impide, estoy dispuesto a recuperar con nota.

A pesar de que sus camisas de lentejuelas y una floja producción en los ochenta han ayudado a crear una imagen nada positiva de Neil, es indudable que se trata de uno de los grandes artistas en activo de los setenta. Como le ocurriera a Elvis, la anécdota de su aspecto y algunos proyectos ha enturviado el resto de su trayectoria, convirtiéndose en un personaje fácil de parodiar y descalificar. Allá quien se lo pierda.

Sin que me ciegue la afición, es empíricamente demostrable que Neil Diamond posee una voz prodigiosa para rock, soul y baladas pop; que es capaz de escribir unas letras emocionantes y de concebir unas melodías geniales. Y a quien se adelante a clamar que eso era en sus buenos tiempos, le animo a que le eche una audición a su último álbum ‘12 songs’ producido el pasado año mano a mano con Rick Rubin (con quien, por cierto, ya trabaja en otro disco).

En fin, para celebrar la noticia, nada mejor que disfrutar con dos de sus canciones. La primera, una muestra emocionante y reflexiva ‘I’ve been this way before’, se registró en Los Ángeles, a mediados de los setenta. La segunda, ‘Brother Love's traveling salvation show’, es una arrolladora crónica de la impresión que le produjo al cantante ver uno de esos espectáculos religiosos ambulantes de la América profunda. Es un concierto grabado en irlanda 30 años después, ante más de 70.000 espectadores.

I'VE BEEN THIS WAY BEFORE


He sido así antes

He visto la luz, / He visto la llama. / He sido así antes / Y estoy seguro de que volveré a ser así otra vez.
Porque he sido rechazado, / Y he sido recuperado. / Y porque vi tus ojos antes / Y estoy seguro de que los volveré a ver. / Una vez más.
Porque he sido liberado, / Y he sido recuperado. / Y porque antes canté mi canción / Y estoy seguro de que la volveré a cantar otra vez.
Algunas personas logran sonreír. / Algunas personas sólo llorar. / Algunas personas lo logran / Sin preguntarse nunca por qué.

Algunas personas consiguen cantar. / Algunas personas sólo suspirar. / Algunas personas / nunca ven la luz / Hasta el día de su muerte.

Pero he sido liberado, / Y he sido recuperado. / Y he sido así antes / Y estoy seguro de volverlo a ser.

Una vez más. / Una vez más.

BROTHER LOVE'S TRAVELING SALVATION SHOW


El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor

Cálida Noche de Agosto, / Y las hojas cuelgan. / Y la hierva en la tierra con su dulce olor.
Camino arriba, hacia las afueras del pueblo, / Late el sonido de ese buen gospel. / Hay una tienda rota / Donde no hay árboles / Y ese grupo de gospel nos dice:

Es el amor, el amor / El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor / Reunid a los bebés, traed a las ancianas / Que vengan todos, que todos conozcan / El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor.

De repente se paraliza la sala, / Y cuando casi apostarías /Que puedes oír tu propio sudor, él entra, /Ojos negros como el carbón.

Y cuando alza la cara / Cada oído del lugar se dirige hacia él. / Empieza suave y lento / Como un pequeño terremoto / Y cuando se deja llevar / Estás en mitad de los temblores del valle.

Es el amor, el amor / El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor / Reunid a los bebés, traed a las ancianas / Que vengan todos, que todos conozcan / El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor.

(SERMÓN)

Toma mi mano entre las tuyas / Camina conmigo este día / En mi corazón sé que nunca me desviaré.

Es el amor, el amor / El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor / Reunid a los bebés, traed a las ancianas / Que vengan todos, que todos conozcan / El espectáculo itinerante redentor del Hermano Amor.