¡Terminé la novela! (la mía, claro)

Ya estoy de vuelta. Diez días sin escribir, madre mía... Esto no es serio. Pero tengo una justificación, que será buena o mala, pero a mí me sirve: he estado enclaustrado terminando una novela. Llevaba ya unos seis meses con ella y, de pronto, avisté el final. Es un chute de adrenalina, en serio, que te mantiene excitado durante varios días, sin poder despegarte del teclado y deseando volver a éste cuando tienes que hacer otros menesteres. Quieres ver cómo acaba, quieres ver que, realmente, pones el punto final.

Y yo lo he logrado. Oye, y es un triunfo. Porque después de varios libros de, digamos, divulgación, ya era hora de poder terminar una novela (habré empezado como media docena o más, todas inconclusas). Ahora viene el proceso de relectura, corrección, ampliación y acicalamiento. Pero lo importante, la tela buena, ya está ahí.

Así que nada, aquí estamos de vuelta, y para empezar con buen pie, haremos hoy una entrada doble... Y ya se me ocurre cuál será el segundo tema.