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Un pequeño homenaje a los amigos


No sé qué pasará, el caso es que anda uno nostágico estos días. Y por ahora, y espero que por mucho tiempo, este blog es uno de esos espacios propios y privados, mi pequeño mundo, en el que puedo expresar en cada momento lo que pienso y siento, sin temores ni recelos. Y hoy, lo que me pedía el cuerpo era decirle algo a los amigos.

En los últimos meses he tenido la suerte de encontrarme en el camino con gente estupenda, chicos y chicas que no aparecían en mis planes y que han ayudado a hacer éstos más interesantes, más vivos y más auténticos. A veces uno pasa una mala racha y le da la sensación de sentirse un poco solo en este sentido. Parece que ya nunca volverán aquellos años de infancia en los que estabas día y noche rodeado de media docena, de una docena de amigos, con los que lo hacías todo; siempre juntos. Pero uno se hace mayor, y hay que afrontar responsabilidades, y llega la hora de la familia, y.... ¡Tonterías! Los amigos, si uno quiere, si ellos quieren, siempre son algo mágico, fabuloso y muy necesario.

Hoy día se habla mucho de amigos y de amistad. Y va uno a bodas, bautizos y comuniones y todos son "amigos". Pero profundizas un poco y te das cuenta de que la mayoría son más bien "conocidos". Lo de la amistad, señores, es algo muy, muy serio. Y no exagero cuando digo que al amigo de verdad, hay que cuidarlo tanto como a la persona a la que amamos. Al fin y al cabo, la amistad es también un amor especial, rebajado ligeramente si se quiere, y es entonces cuando hablamos de cariño. ¡Pero muy especial, oiga! Un cariño que te lleva a estar siempre ahí, para lo bueno y para lo malo; que te lleva a escuchar, a comprender y a aconsejar; que te invita a compartir tu vida y a disfrutar de la suya. Y a ese grado de amistad ya no es tan fácil llegar.

Yo, que soy "mu modenno" cuando hace falta, no doy jamás la espalda a nuestras tradiciones, y por eso hay una sevillana que siempre me viene a la mente al hablar de esta cuestión, ésa que dice: "Vivan las buenas personas / ¡Que vivan las buenas gentes! / ¡Que vivan las buenas gentes! / Ésas que nunca traicionan / Ésas que nunca se venden"

Bueno, yo he tenido la suerte últimamente, como digo, de sumar a la lista de amigos de ese tipo que ya tenía, un grupo de personas estupendas, en Sevilla y en otras ciudades; en España y en otros países; a éste y al otro lado del Atlántico. Pepe, Clara, Teo, Fran, José Ángel, Tomás, Gil, Paco, Silvia, Alicia, Juanito, Mr. X... A todos ellos, porque me da la gana, porque me lo pide el corazón, quiero dedicarles hoy este tema de Carole King en voz de James Taylor. ¿Que por qué soy tan cursi? Porque, como ya he escrito en alguna ocasión, si alguien ha dicho lo que tú quieres decir, y además lo ha dicho tan bien, ¿por qué no aprovecharlo?

A todos, gracias por estar ahí. Y para lo que necesitéis, ya sabéis que tenéis un amigo:

You've got a friend / Tienes un amigo

Cuando estés triste y preocupado
Y necesites una mano amiga
Y nada, nada vaya bien.

Cierra tus ojos y piensa en mí
Y pronto estaré ahí
Para iluminar incluso tu noche más oscura.

Tan solo grita mi nombre,
Y sabes que donde sea que esté
Vendré corriendo, oh sí
A verte otra vez.

Invierno, primavera, verano, o otoño,
Todo lo que tienes que hacer es llamar
Y estaré ahí, sí, sí, sí
Tienes un amigo

Si el cielo sobre ti
Se hace más oscuro y se llena de nubes
Y ese viejo viento del norte empieza a soplar

Mantén la calma y llámame en voz alta
Y pronto estaré golpeando en tu puerta.

Tan solo grita mi nombre,
Y sabes que donde sea que esté
Vendré corriendo, oh sí
A verte otra vez.

Invierno, primavera, verano, o otoño,
Todo lo que tienes que hacer es llamar
Y estaré ahí, sí, sí, sí
Tienes un amigo


Hey, ¿no es bueno saber que tienes un amigo?
La gente puede ser tan fría.
Te lastimarán y te abandonarán.
Se llevarán tu alma si les dejas.
Oh sí, pero no los dejes

Tan solo grita mi nombre,
Y sabes que donde sea que esté
Vendré corriendo, oh sí
A verte otra vez.

Invierno, primavera, verano, o otoño,
Todo lo que tienes que hacer es llamar
Y estaré ahí
Tienes un amigo

Tienes un amigo.
Hey, ¿no es bueno saber que tienes un amigo?
Hey, ¿no es bueno saber que tienes un amigo?
Tienes un amigo.




Empecemos bien el fin de semana...

Por fin es viernes, y eso siempre hay que celebrarlo. Así que, para empezar bien el fin de semana, un poco de humor, de música y de arte, siempre entre buenos amigos; o lo que es igual, Dean Martin y Frank Sinatra en uno de sus memorables y divertidos duetos televisivos:

Canciones con historia: 'The cool cool river'

Nueva entrega de la serie Canciones con historia en la web digital Efe Eme. En esta ocasión se trata de un tema de Paul Simon que ya publiqué en los primeros días de actividad de este blog.

Esta semana, Javier Márquez nos aproxima a "The cool cool river", un tema olvidado de Paul Simon firmado en 1990, cuando buscó inspiración en Sudamérica.

Pues eso, que quien tenga curiosidad, que pinche en la imagen.

Canciones con historia: Me and Bobby McGee

Después de quedarme sacudirme todo el mal karma con el post anterior, aquí os dejo uno más agradable. La revista digital Efe Eme empieza a editar esta semana una sección firmada por un servidor, Canciones con historia, en la que me dedicaré, básicamente, a lo mismo que hago de vez en cuando en este blog: seleccionar canciones que cuentan historias emocionantes que a la mayor aprte de la gente le pasan de largo por aqullo del idioma. Unas cuantas pinceladas sobre su composición y su autor, el texto traducido y su vídeo correspondiente. Podéis acceder directamente pinchando en la imagen. Así se presenta la nueva sección en la revista:

Arranca esta nueva sección, firmada por Javier Márquez y dedicada a desvelar las historias que se esconden detrás de grandes o pequeñas canciones, con un clásico incuestionable, Me and Bobby McGee, escrita en 1969 por Kris Kristofferson con ayuda de Fred Foster y popularizada en la voz de Janis Joplin.

No me abandones (Ne me quitte pas)

Hacía ya tiempo que no ponía yo una canción por aquí, y así va a seguir. Porque lo que hoy dejo en este post es mucho más; es un pedazo de alma, ni más ni menos. Una canción compuesta con las entrañas e interpretada con el último aliento de un enamorado al borde del abismo...

Ese belga universal que fue Jacques Brel compuso Ne me quitte pas en 1959 y la incluyó aquel mismo año en el disco La Valse à mille temps. Trece años después, en junio del 72, convertida ya en su canción más popular, Brel volvía a grabarla para un álbum del mismo nombre. Pero ni por ésas. Ninguna grabación de estudio puede alcanzar la hondura de este directo televisivo. Fijaos si lo veo interesante que incluso acepto poner un link, dado que no está disponible la posibilidad de añadirlo al blog. Pero merece tanto la pena...

Venga, os dejo un par de segundos para asombraos e incluso bromead con ese pedazo de boca que Dios le dio, con esa prominente dentadura y ese sudor a borbotones (sí, hijo, es que hay mucha gente con cuerpo de guasa). Pasada la distensión, meteos de lleno en la canción. El vídeo lleva la traducción incluida, aunque os la paso aparte para que podáis leerla con tranquilidad. Observad ese rostro afligido, escuchad esa voz compungida, estremeceos con esas imploraciones desesperadas...

Esto es como al que no le gustan las canciones de Serrat; el que no se emocione con este vídeo, de verdad, que se pase urgentemente por el cardiólogo, porque el corazón debe tenerlo parado o de un frío cadavérico... (¿Que se ha dado alguien por ofendido? Me cachis...)

Ne me quitte pas / No me abandones

No me abandones
Todo se puede olvidar
Lo que ya se fue.
Olvidar el tiempo
de los malos entendidos.
Y el tiempo perdido.
A saber cómo
olvidar esas horas
que mataban a veces
a golpes de por qué
el corazón de la felicidad

No me abandones...

Yo... te ofreceré
perlas de lluvia
de aquellas regiones
donde no llueve.
Removeré la tierra
más allá de mi muerte
para cubrir tu cuerpo
de oro y luz.
Crearé un reino
donde el amor será rey
donde el amor será ley
donde tú serás Reina.

No me abandones...

Yo te inventaré
palabras sin sentido
que tu comprenderás.
Te hablaré de esos amantes
que vieron dos veces
sus corazones arder.
Te contaré la historia
de ese rey muerto
por no haberte podido encontrar.

No me abandones...

Se ha visto a menudo
renacer el fuego
del antiguo volcán
que se creía demasiado viejo.
¿Y no te parece
que las tierras quemadas
dan más trigo
que en su mejor abril?
¿Y cuando la noche llega
para que el cielo se inflame
el rojo y el negro
acaso no se unen?

No me abandones...

No lloraré más
Ni hablaré más
Me ocultaré allí
para mirarte
bailar y sonreir
y escucharte
cantar y después reir
Déjame convertirme
en la sombra de tu sombra
en la sombra de la mano
en la sombra de tu perro...

Pero no me abandones...

Bruce en directo (¡Amén, hermano!)

Sí, ya, de acuerdo. Que estamos cansados de tanto Sprinsgteen. Que si el 'Boss' en Madrid, que si el 'Boss' en Barcelona... Oye, pero no es culpa del pobre rockero, ¿no? Vamos, que nadie le pone una pistola en el pecho a los de TVE para que lo saquen en cada informativo. Al que habría que ponérsela es al petardo que saca veinte veces a Bruce o a los Stones e ignora a cuarenta tíos igual de buenos pero menos populares que andan también de gira por ahí. Pero bueno, ya sabemos que ésa es otra película... y de terror.

Pesado o no en sus apariciones mediáticas, lo cierto es que los conciertos de esta nueva gira de Sprinsgteen y sus chicos de la E-Street Band han sido fabulosos. Tres horas del más puro rock'n'roll. Tres horas sin tregua, sin descanso, con una formación de auténticos profesionales para los que la expresión "sudar la camiseta" se queda corta. ¿Que exagero? Preguntádselo a cualquiera que haya asistido a uno de los conciertos. La entrega de Bruce y los suyos ha sido total. Han llegado a meterse literalmente entre el público como ya no hace ninguno de los grandes. Ver al Boss dejarse caer, y asistir a su paulatina ascensión de manos de sus fieles, cual Cristo surgido de las aguas, no tiene precio.

Más de 70.000 personas había en Madrid, en el Bernabeu, el pasado jueves para ver, oír y sentir a Bruce. Yo fui uno de los afortunados junto a mis camaradas Carlos y Natalio: el trío calavera. Disfrutamos como críos desde la primera a la última canción. Coreamos la mayoría y tarareamos algunas rarezas que se nos escapaban. 70.000 damas y caballeros brincando y gritando y ni un mal rollo. Y es que, nobleza obliga. El universo musical de Bruce Springsteen alcanza a cuanto se entregan a disfrutar de él, y eso afecta. Decían los entendidos que el sonido era malo. Es verdad. Lo fue en todos los conciertos, y lo seguirá siendo durante toda la gira. 200.000 vatios para desbordar de rock un estadio no es moco de pavo. Mucha tela para andar con finuras. Los graves a tomar por saco y los agudos no había Dios que los pillara; sí, es verdad; ¿y qué passsa? ¿A quién le importa? Desde luego, yo no vi a nadie que dejara de dar saltos por eso, ni de gritar aquello de "vagabundos como nosotros hemos nacido para correr". A los guays finolis les contaré una historia:

Un chico que trabajaba en Hollywood en los años cuarenta le preguntó una vez a John Ford (un señor con un parche en un ojo, arisco y el mejor director de la historia del cine) por qué no dejaba que sus actores hablaran más en sus películas. Ford le dio un cuaderno y le dijo que apuntara cuántas veces hablaba John Wayne en La Diligencia. El chico empezó a apuntar: una, dos, tres... Cuando la proyección acabó, Ford entró en la sala y preguntó: "¿Qué, cuántas veces habla?" Y el chico tuvo que reconocer que acabó metiéndose tanto en la historia que se olvidó de seguir contando. Ford sonrió y dijo: "Así es como ruedo mis películas". Moraleja: si la cosa engancha...

Y para los que sigan empecinados, ahí va otra anécdota mucho más al hilo (es que la de Ford la he contado porque me encanta). Durante los espectáculos del Rat pack en Las Vegas, con Sinatra, Dino y Sammy haciendo el gamberrete en escena, canturreando, bebiendo y bromeando, siempre había alguien del público que acababa gritándole a Sinatra: "¡Frank, cántanos una canción!" Entontes el Viejo Ojos Azules se volvía hacia la voz y respondía: "Amigo, si quieres oírme cantar, cómprate un disco".

Pues eso, el que quiera escuchar a Bruce Sprinsgteen, que se compre uno de sus discos. El que quiera vivir la experiencia del rock'n'roll en comunidad con otras 70.000 almas, de la mano del reverendo Bruce y sus beatos de la E-Street Band... Ya sabe lo que hay que hacer.

PD: Y para rematar la faena, si tienes la suerte, como yo, de contar con la amistad de un fuera de serie como Carlitos, pues una cena opípara para reponer fuerzas en uno de esos rincones escondidos a los que sólo unos pocos afortunados saben acceder... ¿Qué más se puede pedir?

Semana y media de silencio (De viaje con el Obi Wan Cuñao)

Ya, ya sé que no puede tener uno desatendido el blog durante tanto tiempo. Pero es que esto del verano nunca me ha sentado bien. ¿Cómo puede gustarle a nadie eso de pasar calor, de no poder salir a la calle hasta las tantas porque todo anda cerrado o porque puedes derretirte al sol? Con lo bien que se está cuando hace fresquito, que se piensa mejor, se pasea mejor, hasta se ama mejor? Pero en fin, ya lo dijo Harry "el Sucio" Callahan: "Teniente, las opiniones son como los culos. Cada uno tiene el suyo". Muy fino, el mushasho.

Bueno, pues a lo que íbamos, que con el verano llegan también las vacaciones de los compañeros, lo que supone más trabajo para los que nos quedamos en la fortaleza. Y luego, en casa, ¡se está tan fresquito en el salón con aire acondicionado echado en el sillón leyendo...! ¡Que vaya otro al ordenador a escribir en el blog! (que dije yo una de estas tardes). Pero en fin, aquí estamos, poniendo esto un poco al día.

Porque eso sí, a pesar del verano, el calor, y la madre que los parió, uno ha estado haciendo un poco de todo esta semana y media. Resumiendo: ando leyendo un par de libros de los que en breve espero dar buena cuenta por aquí; a la espera de ponerme a corregir la novela -supongo que la semana que viene empezaré; no puedo aguantar más-, ya estoy tomando algunas notas para el próximo proyecto; en realidad, para los tres siguientes, pero digamos que uno de ellos más en serio.

Además, el fin de semana estuve de viaje musical. Me fui con mi cuñao a Lisboa, a ver a Bob Dylan y Neil Young. Todo un fenómeno, mi cuñao, digo. Los dos rockeros también, pero el Obi Wan Cuñao es un tío cojonudo, competente y divertido; un cachondo, vamos. Tenemos nuestras asperezas musicales, como el hecho de que yo sea pro-cantautor y él más bien contrario, pero en fin, gustándonos a los dos los Beatles, todo está arreglado. Echamos unos buenos días en el festival Optimus Live!, y subiendo y bajando las cuestas de Lisboa, que ya les valía haberle dado con la palita al terreno, como los nenes en la playa, para alisar un poquito la cosa... ¡Madre de Dios, qué dolor de piernas de tobillos y de... en fin, de todo! Pero salimos airosos, más o menos. La experiencia fue tan bien que el Obi Wan Cuñao y yo nos estamos planteando una escapada a Liverpool, ya veremos. Por el momento, a ver si lo engancho para unas clases de guitarra. ¿Recordáis eso de que Keith Richards se subió a un cocotero? Fue de puro acojone, al escuchar cómo tocaba la eléctrica el Obi Wan Cuñao.

Y aquí estamos, jueves 17, apurando la mañana para coger el AVE a Madrid para ver al Boss... El amigo Springsteen y sus colegas de la E Street band están ofreciendo una gira intensa y apasionante, con conciertos de tres horas como antiguamente. Y nada de presentación de disco nuevo: a tope con toda su obra, rescatando joyas olvidadas y regalándole al público momentos inolvidables. La cosa huele a despedida por los cuatro costados. Recientemente murió un miembro de la banda, y parece que un par de ellos andan algo más que pachuchos, así que se ve que han dicho: "Señores, toda la carne en el asador."

Pues eso, que yo ya estoy hambriento de rock and roll.

Neil Diamond en concierto desde Dublín (crónica)


En fin, amigos, si el domingo por la noche ya puse una entrada con algunas fotos del concierto del amigo Diamond junto a unos pocos comentarios, el lunes a media mañana ya ponía el punto final a una contundente crónica del mismo. Se la pasé a Juan Puchades, director de la revista digital Efe Eme y todo un descreído "diamoniano", y parece que, por bueno o por descabellado, mi texto le interesó tanto como para publicarlo en la edición de hoy de la revista-web. Aquí va su introducción: 

Neil Diamond. Camino a la redención II 

¿Hay que estar loco o ser visionario para irse a ver a Diamond en directo y abrazar sin complejos la religión del Hermano Amor? A la espera de los resultados de los primeros análisis realizados a la mente de Javier Márquez -a quien teníamos por hombre cabal-, aquí va su extensa y pormenorizada crónica del concierto del ídolo en Dublín

Para los que queráis leer por qué el bueno de Juan pone en duda mi salud mental, podéis echarle un vistazo al texto en la web de Efe Eme.

Fin de semana mágico en Dublín, con Neil Diamond y entre amigos

Ya estoy de vuelta. Ha sido un fin de semana increíble. El viernes embarqué hacia Dublín junto a mi padre y algunos buenos amigos. Una vez allí, nos reunimos con algunos más, y todos juntos, acudimos a ver a Neil Diamond en concierto.

Fue una experiencia fabulosa. Un concierto increíble, memorable, realmente bueno, y escribo esto sin que me ciegue la pasión; palabra. Pero es que, además, vivir ese momento con tan grata reunión de gente, donde la calidad humana sólo es comparable a la calidad musical de nuestro querido Neil, es ya el colmo de los placeres.

Con más tiempo y calma comentaré a fondo el viaje y el concierto, pero por ahora, sirvan de adelanto estas instantáneas (que podéis ampliar pulsando en ellas).










Neil Diamond, talento recuperado

Ya estoy de vuelta. A la semana de locura con el aniversario de la muerte de Frank Sinatra le siguió otra semana no menos movidita en Madrid, en las jornadas conmemorativas del concierto de Raimon en 1968. Ha sido una experiencia realmente interesante, y de paso he tenido la oportunidad de encontrarme con viejos conocidos y hacer nuevos contactos. Una semana bien aprovechada.

Pero ya estamos aquí. Y retomo el blog con un texto que publiqué la pasada semana en Efe Eme con motivo del lanzamiento del nuevo disco de Neil Diamond, Home before dark. Una verdadera maravilla. Una joya. No os lo perdáis. Y no me lío más, que lo que tenía que decir al respecto ya está plasmado en ese texto.

Como muestra del álbum, aquí dejo una de sus mejores canciones, Pretty Amazing Grace, de un concierto en Londres el pasado 14 de mayo.



Diez años sin Sinatra



Sí, ya sé que llego tarde, y que el día del aniversario fue ayer. Pero ayer no fue un buen día para andar con entradas en el blog. El móvil no dejó de sonar en todo el día (la primera llamada fue antes de las nueve de la mañana y la última, pasadas las diez de la noche). Hice no-sé-cuántas entrevistas radiofónicas y apalabré otras tantas para días posteriores.

Y no me quejo, ojo, que supongo que cuanto más se hable del tema, mejor se venderá mi libro; sólo lo comento.

Bueno, el caso es que yo había escrito un texto resultón sobre estos diez años sin Frank, que ha publicado la revista Efe Eme. Dadle un toque a esta bonita foto de arriba del 'Viejo Ojos Azules' y podréis leerlo (si queréis, claro).

Entrevista a Nancy Sinatra


Llega la semana sinatrera. Este miércoles 14 se conmemoran los diez años de la muerte de Frank, y con un poco de suerte, un servidor acabará harto de hablar aquí y allá sobre las hazañas y picardías del 'Viejo Ojos Azules'. De momento, esta noche, a eso de las 21.30, estaré en el programa Hora 25, de Cadena Ser. Y el miércoles, a las 10.30, en La Mirada Crítica, de Informativos Telecinco. Entre uno y otro; más de una docena más de medios...

Pero vamos a lo que íbamos. La revista digital Efe Eme, cuya web deberíais visitar a menudo si queréis estar al día de actualidad musical, publica hoy la entrevista a Nancy Sinatra que tuve la oportunidad de hacerle unas semanas atrás. La mayor de los hijos de 'La Voz', aquélla que tenía unas botas hechas para caminar, fue bastante amable durante nuestra charla, aunque era evidente que afronta cada pregunta sobre su padre con bastante precaución y recelo por lo que pudiera ocurrir.

Bueno, pues eso, que si queréis saber algunas cosas del Frank más familiar, o al menos, el visto por su familia, dadle un toque a la imagen y meteos de cabeza en la web de la revista.

Raimon: jornadas conmemorativas 1968-2008


El pasado domingo, el diario El País ofrecía un amplio reportaje sobre el histórico concierto del cantautor Raimon en la facultad de Económicas de Madrid el 18 de mayo de 1968. La pasada semana me confirmaron finalmente mi participación en los actos de conmemoración de tal evento, la semana del 19 al 22 de mayo.

La universidad Complutense ha puesto en marca una web en la que ofrece amplia información sobre el mítico concierto y su conmemoración, y de ahí he extraído el siguiente texto, que ofrece las claves de lo que supuso aquel hito y las razones por las que hay que recordarlo:

El 13 de mayo de 1968 obreros y estudiantes marcharon juntos por las calles de París aireando consignas como “Debajo de los adoquines está la playa” o “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. A pesar de todos los esfuerzos del régimen franquista por mantener España incontaminada y adormecida, los vientos revolucionarios también agitaron la sociedad española, teniendo su más clara representación en el movimiento estudiantil que se plasmó en las revueltas universitarias, que no eran las primeras ni serían las últimas, pero que mantendrían en jaque al aparato represor franquista y a los gerifaltes de un régimen que, muy a pesar suyo, estaba cada vez más acabado.

Uno de los hitos de aquellas jornadas fue el recital que dio el “cantante” Raimon en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales ante unos estudiantes que abarrotaban el vestíbulo, las escaleras y los pasillos en un claro rechazo al franquismo.


Cuarenta años después, los que estuvieron en aquel acto rondan ya los sesenta años. Los que en aquellos días no habían empezado así el Bachillerato sólo sabían que los universitarios andaban corriendo perseguidos por unos antidisturbios “grises” que lo menos que harían con quien se le pusiera al alcance (cuando no a tiro) sería dejarle el “recuerdo” de sus porras en cualquier parte de su anatomía. Los estudiantes que ahora ocupan las aulas de una Universidad más libre y democrática que aquella ni siquiera habían nacido pero han oído hablar de aquellos días a sus padres y a los amigos de estos.


Al cumplirse cuatro décadas de aquellos acontecimientos la Universidad Complutense de Madrid quiere conmemorar unos hechos que forman parte del imaginario popular de nuestra historia, ya no tan reciente, con una serie de actos que, desde la memoria sentimental, sean un homenaje a todos aquellos que, con su toma de conciencia y su labor anónima, sangrientamente interrumpida en muchos casos, en el trabajo y en las aulas, contribuyeron a construir en España una sociedad más libre, justa y solidaria e hicieron soñar a las siguientes generaciones.

Una invitación emocionante


Cuando yo contaba 14 ó 15 años la música no era para mí más que aquello que hacían tan bien Max Steiner y Bernard Hermann para que las películas de John Ford y Alfred Hitchock fuesen aún más emocionantes. Lo mío era el cine. Y punto. Fue más o menos a esa edad cuando mi oído comenzó a abrirse un poco y mi sensibilidad a exigir más campos de experimentación. A través de un profesor del instituto me metí de lleno en el universo de Simon & Garfunkel, puerta de acceso para mí al folk y el rock de los 60 y 70; y a través de mi padre, a la canción de autor. Serrat, Alberto Cortéz, Víctor Manuel, Jarcha, Paco Ibáñez, Perales (sí, Perales, ¿qué pasa? ¡cuidadito!).

¿Qué le vamos a hacer? Yo creo que lo mío con los cantautores, y más aún con la mal llamada canción-protesta, debe venir un poco por lo del ‘feeling’, por la emoción que desprenden. Y a lo mejor incluso, cosas de la vida, está más enraizado de lo que creo a mi subconsciente a través de mis westerns favoritos. “Hay palabras que le ponen a uno los bellos de punta: libertad es una de ellas”. Esa frase, que pudiera ser de cualquier recital clandestino de la época la largaba John Wayne en El Álamo (luego, claro, uno se entera que ese era el doblaje con la censura. En el original, Wayne dice “república” en lugar de “libertad”, pero claro, cualquiera doblaba eso...)

Como poco a poco se iba curtiendo en mí -¿o ya lo estaba por entonces?- ese interés por conocer, por investigar, por saber más, todo lo posible, sobre aquellos artistas que me interesaban, no fueron pocas las visitas que hice a la Hemeroteca -y ya era afición, a tenor de lo que era la hermeroteca sevillana- en busca de artículos, críticas y reportajes de los setenta sobre actuaciones reseñables de aquellos cantautores.

Total, que entre fotocopias de El País y Diario 16, y unas pilas de viejos números de Cambio16 que un tío de mi padre tenía olvidadas en un armario, yo me fui empapando de historia musical, que era más bien historia social, y aprendiendo también un poquito de eso que es el oficio periodístico, que creo que me valió más que los cuatro años de carrera juntos (pero ésa es otra película).

Y como esto peligra en convertirse en un remedo de La forja de un rebelde, de Arturo Barea, voy al grano. Uno de los cantautores que más me emocionaron, y sobre los que más documentación busqué, fue el valenciano Raimon. ¡Que sí, que canta en catalán! Bueno, en valenciano. ¿Y qué? ¿Ahora resulta que si no se entiende lo que se canta no lo escuchamos? ¿Y los Beatles en qué cantaban, en castellano de Valladolid? Total, que dejando a un lado prejuicios neardentales, resulta que más allá de mi interés por esa canción-protesta descubrí que aquí el amigo Raimon tenía una asombrosa producción de la que sólo una mínima parte eran canciones, digamos, políticas. Sus textos son de una increíble belleza, con un surtido de recursos poéticos y lingüísticos asombroso.

¿Se nota que lo admiro? Pues imaginaos cómo se me quedó el cuerpo cuando, hace un par de días, me llamó para proponerme participar en una mesa redonda sobre él. Tuve la suerte de entrevistarle un par de veces durante mis “años madrileños”, y resultó ser una persona realmente entrañable, extremadamente sencilla y humilde. Recuerdo que le encantó encontrar a alguien tan joven (tendría yo 23 añitos) que conocía tan bien su obra. Y parece que no se le olvidó.

La mesa será parte de unos actos que está organizando la Universidad Complutense de Madrid para conmemorar los cuarenta años de un concierto histórico, el recital de Raimon en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, el 18 de mayo de 1968. Aquello fue lo más parecido que hubo en España al “Mayo del 68” francés. Imaginaos, es la primera vez que aquí se conmemora un concierto, además, con cuatro jornadas de actividades, exposiciones, etc. Entre los participantes, además, habrá gente de la talla de Manuel Vicent. Total, que uno está que le tiembla el pulso. Pero he dicho que sí, que acepto, como un valiente.

Como el 18 de mayo cae en domingo, los actos se celebrarán la semana siguiente, terminando con el imprescindible recital, no sé si el jueves 22 o el viernes 23.

¿Y todo este rollo? Pues digo yo que para eso será esto del blog, ¿no? Así que igual que me paso semanas sin escribir, pues toma, ahí queda, para que no se diga.

Como no podía ser menos, aquí dejo una canción. No es ninguno de sus populares himnos de lucha, no ya contra el franquismo, sino contra cualquier tipo de opresión que el ser humano es capaz de ejercer sobre un igual, ya sea Digem no, D’un temps, d’un pais o Al vent. Esta vez me decanto por una de las más bellas canciones que conozco. Com un puny (‘Como un puño’), incluída en su álbum de 1974 A Víctor Jara. Es una composición muy influenciada por el poeta del XVI Ausiàs March, de quien Raimon ha musicado numerosos poemas. Está dedicada a Anna Lissa, su mujer (y no menos encantadora que él), y en ella habla de las idas y venidas de España a Italia para visitarla.

Como un puño

Cuando te vas a tu país de Italia y yo muy solo me quedo en Maragall, esta calle que nunca nos ha hecho gracia se me vuelve lugar de un gris inútil baile. Ausiàs March me viene a la memoria, su viejo canto, de golpe, se me aclara, en casa solo, inmerso en la obsesión de mi deseo de ti, que es grande y crece:

“Rogaría a Dios que mi pensamiento estuviera muerto Y que pasara mi vida durmiendo”.

Entiendo muy bien, suerte desgraciada, la última raíz de este triste pensamiento, su por qué atávico, joven, fuerte siento en mí, cautivo, profundamente. En la cama tan grande de medida italiana paso las noches sintiendo tu ausencia, no duerme quien quiere ni es de olvido la vida, amor, amor, es dura la sentencia.

Cuando te vas a tu país de Italia el dolor viene a hacerme compañía, y no se va, que crece en su extensión, despierto de noche se mueve y es mortecino de día. Me pasa eso y tantas otras cosas sintiéndome solo que es sentirte lejos; lo veo muy claro cuando hace ya ciento veinte horas que cuento el tiempo que lentamente se desliza

Vendrá tu cuerpo que suavemente me pones en mi cuerpo cuando nos sentimos muy juntos, y florecerán mejor que nunca las rosas: poco a poco nos cerraremos como un puño.


Diez años sin Frank (preparativos...)


El 14 de Mayo de 1998 fallecía a los 82 años Francis Albert Sinatra. La Voz, el Viejo Ojos Azules… Una década después, todo está listo para conmemorar tan triste fecha. Warner Home Vídeo ha anunciado el lanzamiento en dvd de una miniserie producida en los 90 por la propia familia Sinatra (y a pesar de todo bastante interesante), así como la reedición de media docena de títulos, entre ellos todos los que Frank rodó junto a sus amigos del Rat Pack: La cuadrilla de los once, Cuatro gángsters de Chicago, Tres sargentos, Divorcio a la americana… Al menos en Estados Unidos. En España, por ahora, sólo está confirmado el lanzamiento de algunos de esos títulos.

En materia musical, Rhino tiene listo ya un disco recopilatorio que saldrá a la venta el día antes, 13 de mayo. Llevará por título Nothing but the best, y ofrecerá “22 clásicos remasterizados y remezclados de las cintas originales, con una calidad de sonido que permitirá al oyente descubrir detalles no escuchados antes”. Habrá que ver si es cierto. También se anuncia como contenido especial una versión inédita de Body and soul, con nuevos arreglos orquestales.

Y ya que hablamos de reediciones y actos especiales para el aniversario del Viejo Ojos Azules, uno no iba a ser menos. Almuzara tiene previsto lanzar en mayo la tercera edición (esta vez en bolsillo) de mi libro Rat Pack. Viviendo a su manera. Una noticia inmejorable, la verdad. Por mi parte, espero tener pronto una nueva notica al respecto en breve. Sea como sea, habrá que celebrarlo con una copa, en homenaje a Frank. Aunque, si a él no le importa, apostaré por un Southern Comfort en lugar de su adorado Jack Danield’s. Licencias del autor…

The cool cool river


Tras mi viaje a Turquía, por aquí andamos un par de semanas después de mi último post. Y entre trabajo atrasado y tormentas pre-electorales, uno no anda muy fino a labúsqueda de temas, así que dejemos que suene la música. Una de esas canciones universales que cuenta mucho más de lo que dice. Compuesta y grabada por Paul Simon para su álbum brasileño de 1989, The rhythm of the saints, sacada de su concierto en Central Park en 1991. La emoción de la pieza es increíble, con una combinación perfecta de tensión musical y narrativa. Las tres estrofas finales son una verdadera joya de una fuerza inabarcable. ¿Aún no he dicho el título de la canción? The cool cool river. Tomo prestada la traducción a mi buen amigo José María Escudero (The Dreamer of Music y The Sound if Simon).

El tibio y tranquilo río

Se mueve como un puño en medio del tráfico.
La ira que nadie puede curar.
En su impetu encaja un pequeño golpe.
Solo un pequeño chichón,
pero se siente
en los recovecos y en las oscuridades
con una emoción agitada y profunda.
El tibio y tranquilo río
barre el violento océano blanco.

Sí, jefe. El apretón de manos del gobierno.
Sí, jefe. La destrucción del idioma.
Sí, jefe. El Sr. Stillwater.
El rostro en un extremo del banquete.
El tibio y tranquilo río.
El tibio y tranquilo río.

Creo que en el futuro
a lo mejor vivo en mi coche
con la radio sintonizada
a la voz de una estrella.
Una canción que los perros ladran al despuntar el alba.
El relámpago que surge del borde de una tormenta.
Y todos estos antiguos miedos y esperanzas
siguen a mi lado.

La ira que nadie puede curar
se desliza através del detector de metales,
vive como un topo en un motel.
Una diapositiva en un proyector.
El tibio y tranquilo río
barre el violento océano blanco.
La rabia del amor se vuelve hacia adentro
convertida en rezos devotos.
Y estos rezos constituyen
el camino permanente através de la violencia.
Estos rezos existen.
Estos rezos son el recuerdo de Dios.
El recuerdo de Dios.

Y creo que en el futuro
ya no sufriremos más.
Quizás no ocurra durante mi existencia,
pero en la vuestra estoy seguro que sí.
La canción que ladran los perros al despuntar el alba
El relámpago que surge del borde de una tormenta

Y estas calles,

tranquilas como un ejército que duerme,
envian sus sueños frustrados hacia el cielo,hacia el cielo
por el hijo inquieto de una madre
que es testigo de todo, que es un guerrero
que niega su necesidad de escapar y correr

¿Quién dijo tiempos difíciles?
Estoy acostumbrado a ellos.
El acelerado planeta arde.
Estoy acostumbrado a éso.
Mi vida es tan corriente que me parece que va a desaparecer.
Y a veces ni siquiera la música
puede sustituir a las lágrimas.

Día de San Valentín: Siempre en mis pensamientos


Y dado que hoy es San Valentín, hacemos doblete con una de esas canciones románticas imperecederas. En este caso no se trata de un canto al amor ni una descripción del embobamiento producido por este, sino de algo aún más significativo: el error reconocido y la petición de una nueva oportunidad para seguir junto a la persona amada.
Toda una declaración de intenciones de la mano del habitual de este blog, el amigo Willie Nelson.

Always on my mind. Siempre en mi mente

Tal vez no te traté / tan bien como debería haberlo hecho / Tal vez no te amé / tan a menudo como debería / Nunca me tomé tiempo / para hacer y decir pequeñas cosas.

Siempre estuviste en mi mente / Siempre estuviste en mi mente

Dime que tu dulce amor no ha muerto / Dame una nueva oportunidad / para satisfacerte, y te mantendré satisfecha

Tal vez no te abracé / todas esas noches solitarias / Y creo que nunca te dije / lo feliz que soy de que seas mía / Si te he hecho sentir en segundo plano / chica, perdona porque estuve ciego

Siempre estuviste en mi mente / Siempre estuviste en mi mente

Dime que tu dulce amor no ha muerto / Dame una nueva oportunidad / para satisfacerte, para satisfacerte.

Nunca me tomé tiempo / para hacer y decir pequeñas cosas.

Siempre estuviste en mi mente / Siempre estuviste en mi mente



Escenas memorables: Ciudad Dorada (John Huston)


Hay películas, escenas determinadas, que te emocionan y se te quedan marcadas, y siguen pellizcándote cada vez que las ves. En mi caso hay dos que, con diferencia, comparten el primer puesto entre mis momentos favoritos de la historia del cine. Uno de ellos son los cinco minutos iniciales de Ciudad dorada.

En 1972, tras haber pasado por géneros como la aventura, el negro o la comedia, el genial John Huston decidió volver al tema que mejor se le dio siempre, el de los perdedores. Partiendo de una modesta novela de Leonard Gardner, de título Fat City, Huston se dispuso a filmar una de sus más hermosas creaciones, toda una oda a los hombres y mujeres que, sin suerte, hacen lo posible para sobrevivir día tras día, a pesar de ver que los sueños que alguna vez tuvieron han quedado ya demasiado lejos. Dado que el contexto era el mundo del boxeo, Houston aprovechó para hacer de ésta una de las mejores películas del género, y ya de paso, dar toda una lección de lenguaje cinematográfico con esos cinco primeros minutos.

En ellos, sin decir ni una sola palabra, se presenta no sólo al personaje principal (un boxeador acabado, en un hotel de mala muerte) sino también la propia ciudad, un enclave cualquiera del medio oeste, metáfora de una sociedad marcada por el estigma de la desdicha. El protagonista (magistral Stacy Keach, en el mejor papel de su carrera) busca con hastío una cerilla para encender su último cigarrillo. Finalmente, decide vestirse para ir a comprarlas. Pero una vez en la calle, se estira, observa, esboza unos movimientos pugilísticos y prefiere volver a su habitación en busca de la bolsa de entrenamiento.

La escena no cuenta nada extraordinario, y sin embargo dibuja con gran profundidad a un personaje y a toda una ciudad. En definitiva, John Huston logró una muestra memorable de realismo sucio cinematográfico, entre cuyos planos y diálogos puede saborearse el aroma del bourbon de Tennessee Williams y el humo de los habanos de Ernest Hemingway.

A ello ayudan tanto la magistral fotografía de Conrad Hall como, sobre todo, la canción de Kris Kristofferson, en una versión especialmente lacónica. Huston la escogió porque expresaba con palabras justamente el sentimiento que quería trasmitir con la película. Aquí os dejo su traducción y esa escena inicial. Si alguien tiene la suerte de que le emocione como a mí, le recomiendo que no se pierda la película completa

Help Me Make It Through The Night. Kris Kristofferson (1970)

Quítate la cinta del pelo / sacúdelo, déjalo caer / se extiende suavemente sobre mi piel / como una sombra en la pared.

Ven y tiéndete a mi lado / hasta la primera luz del alba / todo lo que quiero es tu tiempo / ayúdame a pasar la noche

No me importa lo que está bien o mal / No quiero intentar entender / Que el diablo se lleve el mañana / porque esta noche necesito una amiga

El ayer está muerto ha pasado / y el mañana aún no se ve / y es triste estar solo / ayúdame a pasar la noche

No quiero estar solo / ayúdame a pasar la noche

Prolegómenos navideños (2). Bruce y la E Street


Acabo de encontrarme con este vídeo, impresionante y divertido, como de costumbre con Bruce y la E Street Band. Ya que me he hecho con una entrada para ir a verlo a su paso por Madrid el próximo verano (en excelente compañía, por cierto), nada mejor que hacer doblete por hoy e incluir otro tema navideño, esta vez con el inevitable toque de la que probablemente sea la mejor banda de historia del rock. Aquí queda este 'Santa Claus has coming to town' del que, de paso, dejaremos constancia de su contenido en castellano:

'Santa Claus ha llegado a la ciudad'

Más te vale vigilar / más te vale no llorar / más te vale no hacer pucheros / y te diré por qué / Santa Claus ha llegado a la ciudad.

Está haciendo una lista / revisándola dos veces / Va a averiguar quién es travioso y quién es bueno / Santa Claus ha llegado a la ciudad.

Te ve mientras duermes / sabe cuándo te levantas / sabe si has sido bueno o malo / así que sé bueno, por el amor de Dios.

Con pequeñas trompetas de latón y tampores de juguete / bocinazos y tamborilero / Santa Claus ha llegado a la ciudad.

Te ve mientras duermes ...

Más te vale vigilar...

Santa es un hombre ocupado / no tiene tiempo para jugar / tiene millones de calcetines que rellenar el día de Navidad.

Santa Claus ha llegado a la ciudad.

Prolegómenos navideños (1). Frank y Dean


Dado que estos días, entre almuerzos, cenas y trabajo por terminar, vuelvo a tener poco tiempo para tener el blog al día, optaremos por la medida más sencilla -lo reconozco- pero no por eso menos interesante: un villancico.

A pocos días de la Nochebuena, aquí os dejo a dos entrañables y formales cabezas de familia, Frank Sinatra y Dean Martin, interpretando con su seriedad habitual el villancico 'Marshmallow World'. Una fiesta navideña con estos chicos debía ser realmente memorable; supongo que empalmarían la cena de Nochebuena y el almuerzo de Navidad. Ya lo comentó un amigo de ambos: "Frank es la única persona que te invita a un cóctel por la noche y te recuerda que no te olvides las gafas de sol."

No os perdáis el vídeo. Si algo tienen admirable estos tipos es su capacidad para contagiar la alegría...