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La edad de oro de la ciencia ficción


Hace ya algún tiempo, Javier Memba publicaba en T&B Editores ‘La década de oro de la ciencia ficción’, una sencilla pero completa aproximación a aquella mágica década de los años cincuenta. No mucho después, autor y editorial vuelven a aliarse para ampliar contenidos (y años, hasta 1968), ofreciendo así un estudio mucho más contundente e interesante.

271 páginas y 150 fotografías en blanco y negro, con el diseño ágil y atractivo habitual de este sello, dan cuerpo a esta ‘Edad de Oro de la ciencia ficción (1950-1968)’, un libro que, lejos de limitarse a la habitual letanía de títulos clave, se estructura en nueve capítulos para profundizar con detalle y profesionalidad en la historia de un género que en demasiadas ocasiones es abordado a la ligera por los más académicos.

Los siete primeros capítulos están dedicados a profundizar en la historia de la ciencia ficción, desde sus raíces literarias a las claves evolutivas dadas en cada década desde el invento del cinematógrafo. El octavo capítulo, ahora sí, aborda con detenimiento cerca de una treintena de producciones fundamentales, desde ‘Con destino a la Luna’ o ‘Cuando los mundos chocan’, hasta ‘¿Qué sucedió entonces?’ o ‘2001: una odisea del espacio’. El último capítulo está destinado a ofrecer breves biografías de los actores, realizadores, guionistas y demás personal especialmente ligado al cine de este género.

Un libro, en definitiva, de gran utilidad e interés para expertos y neófitos, de lectura amena y consulta directa.

Una rareza holmesiana


Una gran noticia para todos los “holmesianos” y aficionados varios al cine policiaco clásico. Por primera vez se editará en España una auténtica rareza protagonizada por el detective londinense: El collar de la muerte. La película, que no se basa en ningún relato original de Conan Doyle, narra los esfuerzos de Holmes y su fiel amigo Watson para recuperar un valioso collar nada menos que de Cleopatra, robado de un museo por el malvado profesor Moriarty.

Aunque la historia respira aventura por los cuatro costados, no es ahí donde reside la condición de “pequeña joya” de esta cinta, rodada en 1962, sino en el hecho de que Christopher Lee se hiciese cargo del papel del detective y Terence Fisher aceptase la responsabilidad de codirigirla.

La producción surgió de una propuesta alemana, que acabó teniendo también capital francés e italiano. Pero debieron pensar que hacer una película de Sherlock Holmes si un inglés en el equipo sería absurdo, por lo que dirigieron sus ojos hacia Hammer Films, por aquel entonces en todo su esplendor con las series de Drácula, Frankenstein y demás seres entrañables. Nada menos que su director de cabecera y uno de sus actores de referencia aceptaron la propuesta. Conseguido eso, el resto era lo de menos.

Correcta y sin excesivas ambiciones, la película se presenta restaurada (en Londres, ilusionado, me hice con una copia que no había Dios que aguantase entera) y con un doblaje impecable. No decepcionará a los “holmesianos”, y mucho menos a los mitómanos del cine británico de terror. Una delicia.

Y para terminar, una curiosidad. Christopher Lee es el actor más completo en lo que a mitología holmesiana se refiere. El único que ha interpretado al detective (en 3 películas), a su hermano Mycroft (en La vida privada de Sherlock Holmes) y a un personaje secundario, Sir Henry Baskerville (en El perro de los Baskerville).

El Equipo A llega al cine


Frikies varios, estamos de enhorabuena, porque Hollywood ha decidido entrar a saco en los años ochenta para trasladar a la pantalla grande las míticas series de nuestra infancia (¿o es nuestra infancia la que fue mítica?). Tras el éxito de la adaptación de ‘Corrupción en Miami’ (por cierto, bastante chapucera), le llega el turno a dos clásicos indiscutibles. Hoy, abordaremos el primero: El equipo A.
“En 1972 cuatro de los mejores hombres del ejercito americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si usted tiene algún problema y se los encuentra quizá pueda contratarlos...” Así comenzaba, seguida por una pegadiza melodía compuesta por Mike Post, cada capítulo de esta memorable serie, a la que ni siquiera las continuas reporsiciones perpretradas durante años por Antena 3 han logrado restar un ápice de encanto.
El coronel John "Hannibal" Smith, el sargento Bosco A. (B.A.(bad actitude) en español M.A. (mala actitud) ) Barracus , el capitán H.M. “Howlin' Mad” Murdock y el teniente Templeton Peck (Phoenix), eran los integrantes de este singular grupo de mercenarios de buen corazón y probada capacidad de inventiva para hacer de cuatro planchas de metal, un viejo autobús y cinco tornillos un tanque imposible de derribar. ¿Ningún guionista se preguntó nunca lo sospechoso que resultaba que allá donde encerraban al Equipo A hubiese siempre un equipo de soldadura?
Pues el caso es que John Singleton, responsable de títulos como ‘Shaft’ o ‘Semillas de rencor’, ha anunciado que el guión de la adaptación cinematográfica de la serie está a punto de terminarse. La cosa está aún un poco verde, dado que todavía no hay presupuesto ni actores confirmados, aunque por otro lado ya se habla de posibles secuelas si la fórmula funciona (¿quién se atreve a dudarlo?).
La mejor noticia hasta ahora es que Singleton ha asegurado que, al contrario de lo ocurrido con la adaptación de ‘Starsky y Hutch’, que quedó como una comedia ridícula, la del Equipo A será “una cinta en la línea de las películas de acción de los ochenta, películas de hombres como Jungla de Cristal , Depredador, Commando o Arma Letal”. En ese caso, ¡Bravo por Singleton!
Aunque aún no hay nada confirmado, parece ser que el único actor que todos tienen claro por ahora es Woody Harrelson para meterle en la piel del loco Murdock. De lo demás, nada se sabe.
Pues a esperar toca. Y mientras tanto, nada más recomendable que relajarse después de una dura jornada viendo un capítulo (¡a mí me daban dos!) de las aventuras del coronel Hannibal Smith y sus chicos...

Para los seguidores de la serie que aún no la conozcáis, os recomiendo esta web en castellano dedicada íntegramente a estos chicos.

'La monja poseída'. El último alarido de la Hammer



Últimamente he tenido la oportunidad de ver ‘La monja poseída’, la última película de los estudios Hammer, rodada en 1976. En España no hay quien lo consiga, pero gracias a la eterna paciencia y consideración de mi mujer (paciencia, porque rebusqué en un sinfín de tiendas; consideración, porque me lo acabó regalando ella), en nuestro viaje de novios por esos mundos de Dios logré hacerme con una caja con más de una veintena de películas de este estudio británico, entre ellas, la susodicha. Ahí va un comentario sobre la misma:

En la década de los setenta, vampiros, hombres lobo y monstruos despedazados se habían hecho ya demasiado habituales en la gran pantalla como para que ya nadie se asustara con ellos. Ahora, el nuevo terror llegaba de manos del malvado supremo, el origen de todo mal, el propio diablo. Desde que Roman Polanski alcanzase el éxito internacional con ‘La semilla del diablo’, en 1968, las películas de terror con Lucifer como protagonista comenzaron a proliferar. En 1973 llegó la cinta clave en este terreno, ‘El Exorcista’, y tres años después haría acto de presencia el otro gran título del género “demoníaco”: ‘La profecía’.
A estas alturas del guión, Hammer Films, la productora que había dominado el terror en la gran pantalla desde 1957, se encontraba ya desfasada y con importantes problemas económicos. Las últimas y lamentables apariciones de sus dos grandes personajes, Drácula y el doctor Frankenstein, no habían logrado enganchar a la nueva generación de actores, así que tocaba renovarse. Los directivos del estudio apostaron por el escritor ocultista Dennis Wheatley, cuya novela ‘The Devil Rides Out‘ ya había servido de base a la Hammer para la excelente ‘La novia del diablo’, una década atrás, antes de que ningún gran estudio se plantease reclutar a Satanás para la gran pantalla.
La obra escogida fue ‘To the Devil... a Daughter’ (algo así como “Una hija para el Diablo’), y para darle cuerpo se escogió a dos protagonistas de reconocido talento, Christopher Lee y Richard Widmark, respaldados por efectivos secundarios. Peter Sykes se encargó de dirigir la cinta, estrenada en España en 1978 (dos años después de su estreno oficial) con el título de ‘La monja poseída’.
Aunque en su momento se le acusó de apuntarse al carro del éxito del ‘Exorcista’, la película tiene mucho más que ver con ‘La semilla del diablo’ o incluso ‘La profecía’. La película narra los esfuerzos de un escritor de novelas sobre ocultismo (Widmark) para salvar a una joven de las garras de una secta satánica. Ella (una joven Nastassja Kinski que regala un par de desnudos que en su día causaron furor) es una monja que ha sido violada por el líder de la secta (Lee) para engendrar en ella al mismo Diablo, por lo que el grupo la busca para poder controlar el terrible alumbramiento.
Es una pena que la dirección de la película no acabase en manos del genial Terence Fisher, como en principio se habló, pues sin duda, con aquella historia y ese plantel, hubiese resultado una película tan interesante como aquella ‘Novia del diablo’. Por el contrario, la película adolece de importantes problemas de ritmo y de guión. Con un final que promete pero no cuaja, a imagen del resto de la cinta. Personalmente disfruté con viéndola, pero es que uno es un fan de la Hammer y mitómano ante todo, y el hecho de estar ante la última cinta del estudio (después sólo quedarían un telefilme y varias series), no deja de tener su tétrico encanto. Por otro lado, los dos protagonistas están tan bien como de costumbre, y eso siempre ayuda a disfrutar con cualquier película, por floja que sea.

Ahí os dejo un trailer, e inglés, de la película.

Casablanca. 65 años después




Hay película que, por mucho que se vean, nunca dejan de seducir, e historias que enamoran un poco más cada vez que se escuchan. Ése es el caso de Casablanca. El 26 de noviembre de 1942, hace 65 años, llegaba a las pantallas esta película, escrita por los hermanos Julius y Philip Epstein y dirigida por Michael Curtiz. En su momento, la historia de amor que narra entre Ilsa y Rick no era sino un elemento más de la trama, pues el gran atractivo de la cinta radicaba en la soberbia descripción de la situación que vivía el mundo en aquel momento, con los alemanes aplastando una nación tras otra. El microcosmos dibujado por Curtiz resulta emocionante hasta límites pocas veces repetidos, sin pasar por alto que buena parte de los refugiados políticos que aparecen en la película fueron interpretados por auténticos refugiados, que habían logrado escapar de la zarpa de los nazis. Más de medio siglo después, el sacrificio de Rick para que Ilsa se marche con su marido, líder de la resistencia, sigue aligerando el lagrimal del más fuerte, pues no sólo se trata de una cuestión de amor, sino también de anteponer el colectivo al individuo.
Por otro lado, pocas películas acumulan tantas frases de esas que quedan en la memoria cinematográfica –y sentimental- del espectador. De hecho, seis frases de la cinta aparecen entre las cien mejores de la historia del cine. Pero como eso de las listas nunca es muy recomendable, nada mejor que atenerse a los hechos innegables. Ahí van algunas perlas:
“Ésta va por ti, pequeña”. “Louis, creo que este es el principio de una hermosa amistad”. “Tócala, Sam. Toca As time goes by”. “Detengan a los sospechosos de costumbre”. “Siempre nos quedará Paris”. “De todos los bares en todos los pueblos en todo el mundo, ella entra en el mío”…
Pero es absurdo hablar de esta película, como de tantas otras obras maestras, cuando ya se ha contado tanto sobre ellas. Lo mejor, sin lugar a dudas, es volver a entregarse a su disfrute, una vez más. Dejarse caer por ese ‘Rick. Café Americano’, para compartir una copa de champán con el capitán Renault, Ugarte o Sascha, es una de esas buenas costumbres que nunca se deben perder. Y si Sam está sentado al piano, tanto mejor.

El Drácula de la Hammer (1958)

En 1958, tras el éxito el año anterior de La maldición de Frankenstein, la Hammer volvió a convocar al mismo director, Terence Fisher, y la misma pareja protagonista, Peter Cushing y Christophe Lee, para rescatar un nuevo título de terror de entre los grandes éxitos que obtuvo la Universal en los 30. En este caso le tocó el turno al vampiro inmortal, el conde Drácula.

Fisher apostó por un vampiro mucho más sensual, cuyas mordeduras a las féminas que alegraban las películas con sus voluptuosas figuras desprendían un aire de inequívoca sexualidad. Christopher Lee logró con este papel un gran reconocimiento que acabaría convirtiéndole en uno de los grandes mitos del cine de terror. No fue para menos el trabajo de Peter Cushing como profesor Abraham Van Helsing, el entregado cazador de vampiros cuyo rostro quedaría inevitablemente ligado de por vida al del genial actor británico.

La película da sin duda mucho para hablar y analizar, pero para ser domingo, ya es suficiente. Creo que lo mejor es mojarse los labios con el imperecedero final de la cinta que podéis ver más arriba, sin duda una de las cumbres terroríficas de la historia del cine.

La casa del terror abre de nuevo sus puertas



Los amantes del cine de terror inglés están de enhorabuena. La mítica productora Hammer Films resurge de sus cenizas. La firma responsable de la segunda edad de oro del cine de terror, con versiones de los grandes mitos del género (Drácula, Frankenstein, la momia, el hombre lobo, el Dr. Jeckyll...) y otros muchos nuevos personajes, vuelve a estar activa gracias a un acuerdo comercial que permiterá volver a ver nuevas y terroríficas aventuras marcadas con esa "H" inequívoca.

Tres décadas después de que cerrase sus puertas el hogar preferido de actores como Peter Cushing y Christopher Lee o directores como Terence Fisher, la Hammer intentará volver a marcar tendencia en el cine de terror internacional. La idea, según han explicado sus responsables, es apostar por el mismo aire gótico de aquellos clásicos inolvidables, imponiendo así un cambio de rumbo al actual cine de género en lugar de dejarse llevar por él. Confiemos en que sea así.
Por otro lado, esta noticia coincide con la publicación en España de 'La Hammer. Su historia, sus películas, sus mitos', un libro de Javier Memba publicado por T&B editores que supone una interesante guía de iniciación en el universo gótico de esta productora. Con abundante y curioso material gráfico, el libro resulta menos profundo que 'Hammer. La casa del terror', el excelente estudio firmado por Juan Corral y publicado por Ediciones Calamar hace ya algunos años, pero tal vez por eso se antoja más recomendable para los neófitos en la materia.
Ya sólo resta que las casas videográficas se animen a reeditar los títulos más notables de la productora inglesa, hasta ahora arrinconados en favor de otros menos interesantes.

Estas noticias, sin duda, merecen una retrospectiva...